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En Freddy Fazbear's Pizza, William Afton regresó al restaurante para desmantelar a los animatrónicos, pero accidentalmente liberó a las almas de los cinco niños que asesinó. Aterrorizado por los espíritus, William corre hacia la sala de emergencia/almacenamiento, donde Springtrap fue colocado por su mal funcionamiento. Se introdujo dentro del traje para esconderse de los fantasmas, se puso de pie y empezo a reír. Sin embargo, los mecanismos del animatrónico funcionaron mal y él fue aplastado y mutilado por los resortes internos y engranajes, causando así su brutal y dolorosa muerte.
Treinta años después, los acontecimientos que tuvieron lugar allí se convirtieron en nada más que rumores y recuerdos de la infancia de muchos, cuando Fazbear's Fright: The Horror Attraction abrió como un homenaje a los acontecimientos que hicieron del lugar, lamentablemente poco popular. Los propietarios ordenaron encontrar cualquier cosa que pudiera haber sobrevivido a décadas de abandono y ruina, haciendo grandes esfuerzos por encontrar algo.
Durante la búsqueda, al principio sólo se hallaron cáscaras vacías, una mano, un gancho y un viejo muñeco de papel y platos, pero luego se hizo un descubrimiento notable, encontraron a Springtrap en una habitación oculta por una falsa pared y lo reutilizaron para la atracción.
Se contrató a un guardia de seguridad que vigilara el establecimiento por las noches, para asegurarse de que todo funcionara bien. Pero con lo que no contaba era que Springtrap, el animatrónico recientemente encontrado, cobrara vida e intentara asesinarlo. Además de recibir múltiples ataques de los Phantoms de Freddy Fazbear's Pizza.
Más tarde, la atracción se quema por completo. Este suceso fue algo insólito, ya que no se descubrió el criminal o la causa de éste. Aunque se sospecha que los aparatos electrónicos del guardia mal-funcionaron, generando el incendio, tampoco se descarta que alguien lo hubiera causado intencionalmente. Todos sus restos fueron vendidos en una subasta pública. De alguna forma, Springtrap logró sobrevivir al incendio, aunque nadie pareció enterarse de esto.